sábado, 7 de junio de 2014

Vida andalusí, los Baños


Para los musulmanes el agua estaba presente en todas partes, en las curtidurías y alfarerías, en los baños públicos, en el entorno de las mezquitas, así como en las propias casas y huertos.

Los lugares destinados al baño, bastante numerosos, ocupaban un lugar destacado en la vida cotidiana de la población andalusí. Los había públicos y privados, lujosos y humildes, pero todos proporcionaban a sus usuarios la necesaria higiene personal y espiritual, además de ser lugares de encuentro y reunión. Hombres y mujeres se alternaban en su uso y disfrute siendo esta actividad una de las escasas oportunidades que la mujer andalusí tenía para relacionarse y salir del entorno doméstico.

Están divididos en una serie de estancias en las que la temperatura varía de forma progresiva. La diferente temperatura se consigue mediante una conducción subterránea de aire calentado por grandes calderas de leña. Las bóvedas horadadas por lucernas de formas geométricas proporcionaban luz, creando un ambiente tenue y acogedor. Se abrían y cerraban para regular el vapor de las salas.

Con frecuencia los baños se abastecían del agua de los aljibes (depósitos de agua para consumo vecinal). En el barrio del Albaicín de Granada se conserva casi intacta la red de aljibes andalusí que se mantuvo en uso hasta la instalación del agua corriente en los años cincuenta.


El hammam era lugar de reunión pública; por las mañanas abierto a los hombres y por las tardes reservado exclusivamente a las mujeres. Suponía un acontecimiento social como hoy podrían serlo las reuniones sociales en un selecto club. Muchas de las intrigas políticas que cambiaron el rumbo histórico de al-Andalus se gestarían en algún baño, así como muchos enredos amorosos y cotilleos públicos saldrían de estas reuniones.
Los baños fueron muy numerosos en al-Andalus. En cada ciudad, aparte de los  privados, había un gran número de baños públicos. Se calcula que debió haber de 300 a 600 en la Córdoba del siglo X, y también debió de haber muchos baños en Granada, Sevilla, Jaén, Toledo, Valencia y otras ciudades, a juzgar por lo que van revelando las excavaciones arqueológicas.

El papel del baño en la concepción islámica es esencialmente el de la limpieza, o de purificación de la suciedad, ya que el devoto musulmán no puede acudir a su mezquita ni cumplir con sus oraciones preceptivas sin haberse limpiado antes, esencialmente con agua.


A parte de los baños, los musulmanes utilizaban gran cantidad de productos destinados  el embellecimiento personal. Pastas depilatorias, alheña (henna) para teñir el cabello o decorar manos y pies, sulfuro de antimonio para el perfilado de ojos y así realzar la mirada, gomas de mascar para perfumar el aliento, corteza de nuez para tintar labios y encías…constituían un auténtico arsenal cosmético para el cuidado y la belleza de la mujer andalusí. 

En la actualidad pueden visitarse muchos de los baños que se construyeron en la época, y algunos han sido reformados y puestos en funcionamiento. Además, muchos de los productos estéticos de los anteriormente nombrados, como la henna o las pastas depilatorias siguen utilizándose con composiciones esencialmente iguales a las de los siglos de invasión.

2 comentarios:

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  2. Gracias, Marta. Este post está muy bien escrito y la información que expones es clara y concisa.
    El tema de los baños es muy interesante. Los hammams eran, como bien has dicho, lugares de reunión y ocio y constituyen uno de los grandes legados de la cultura andalusí.
    Creo que es el primer artículo sobre los baños que leo este curso y te animo a que investigues un poco más sobre los amoríos y traiciones que se desarrollaron en este ambiente; te sorprenderás.

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