La sala de exposiciones CasAmérica recoge estos días una
exposición que reúne la obra de 57 artistas contemporáneos árabes que tienen en
común la caligrafía como elemento central de sus obras.
Esto me hace pensar en cuán importante ha sido el elemento
árabe en nuestro idioma actual. Aún sí, la caligrafía arábiga difiere de la
occidental en dos modos distintos y fundamentales. Por un lado, no surgió como un medio utilitario de
comunicación entre los hombres sino como un medio sagrado de comunicación
directa con Dios. De esta manera, una escritura que apenas había evolucionado
antes de mahoma, se transformó en menos de cien años en un elemento majestuoso
que se convirtió en la herencia de todos los pueblos islámicos, no solo en los
libros sino también en la decoración arquitectónica y demás formas de arte.
Es el arte de la
escritura bella. Es la manifestación artística más importante
porque escribir es dar forma a la palabra de Dios. La escritura árabe tiene una
doble función: ornamental e iconográfica. Es el equivalente a las imágenes
sagradas del arte cristiano, el medio por el que se transmite el mensaje
divino. El contenido de estas inscripciones es variado: versículos
del Corán, mensajes piadosos, datos sobre sí mismas, textos poéticos,
buenos deseos para el poseedor del objeto... Hay dos tipos: cúfica y nasjí.
La primera es mayúscula, de gran tamaño y rasgos angulosos con letras sobrias y rectas. La escritura nasjí sin embargo es la escritura ordinaria, cursiva, de gran
flexibilidad y fluidez. A partir de estos tipos
básicos se crean variantes, que difieren según el área geográfica y la
cronología.
Durante los siglos de ocupación, surgió en Al-Ándalus un dialecto
del idioma árabe que, a pesar de ser una lengua muerta en la actualidad, aún se
utiliza en la música andalusí y ha ejercido una importante influencia en
dialectos de ciudades como Tetuán, Fez, Rabat, Tánger, Nedroma y Argel. Tuvo
también cierto efecto sobre el romance andalusí que surgió posteriormente y
consecutivamente en el castellano, el catalán, el gallego y el dialecto árabe
marroquí.
La escritura de Al Ándalus, caracterizada por ser una
caligrafía elegante con rasgos cuadrados, se basó en la influencia de Qayrawan. Entre los grandes calígrafos,
cabe citar a Ibn Gattus, valenciano,
coetáneo de Alfonso IX de León, al que se atribuyen 1000 copias del Corán. Otro
nombre famoso es el de la andalusí Aisha
ibn Ahmad, que poseyó en el siglo X una extraordinaria biblioteca.
Ya más adelante en el tiempo habría que nombrar a Ibn Muqla (866-940), el gran impulsor de
la caligrafía cursiva posterior y autor del libro Tratado de la ciencia de caligrafía y el cálamo, en el que
mostró su maestría en temas como la fabricación de tintas, cálamos y ejercicios
para escribir las letras en diferentes estilos.
Me gusta mucho esta breve entrada sobre la caligrafía pero comentes algunos fallos: no es correcto decir "ocupación", una ocupación no puede durar más de 8 siglos y formar parte de la base de una cultura como la española. Por otro lado afirmar que el dialecto andalusí murió es también incorrecto, el dialecto evolucionó al dispersarse la población andalusí por el Norte de África.
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