En la literatura andalusí existen numerosas apariciones y
menciones del agua relacionada con lluvia, surtidores, ríos, acequias, norias,
albercas, etc., y es que los musulmanes desarrollaron una grandiosa tecnología
en campos como la hidráulica, sistemas de captación, canalización y
almacenamiento, además de ingenios y mecanismos, algunos vigentes aún en la
actualidad.
El desarrollo tecnológico y científico de los musulmanes
hispanoárabes les permitió adoptar y adaptar diversos medios y recursos
técnicos para la prospección, captación, elevación, almacenamiento,
distribución y uso de aguas. Esto supuso un desarrollo del regadío esencial
para la agricultura hasta el punto de que fue el motor de una importante
revolución agrícola en el siglo XI.
Sirviéndose de los sistemas de riego romanos que se
conservaban y utilizando las , técnicas orientales que conocían, los andalusíes
pudieron lograr un excepcional aprovechamiento del agua, y en la actualidad el contenido
etimológico para designar obras hidráulicas o de riego son, en su mayoría, de
origen árabe.
Los dos sistemas de regadío tradicionales todavía vigentes a
día de hoy también provienen de la época musulmana, además de las
canalizaciones del agua o acequias, por las que corría el agua de los ríos o de
los manantiales, sirviéndose de los desniveles del suelo. En la utilización de
las aguas fluviales emplearon los azudes o presas, y los alquezares o cortes.
A partir del siglo X se extendió por toda la geografía de
al-Andalus el uso de norias accionadas por energía
hidráulica "naura" destinadas a la elevación de agua, el manejo de
molinos para la industria textil y la fabricación del papel.
Para captar aguas subterráneas se utilizaron pozos y,
quizá lo más conocido y relevante de las canalizaciones de agua en el mundo
árabe, el famoso qanä que
consiste, básicamente, en unas galerías subterránea perforadas aplicando
técnicas orientales, por las que se conduce el agua desde un pozo madre que la
capta desde las capas freáticas y que está provista de unos respiraderos o
pozos de ventilación cada cierta distancia. Es una técnica conocida desde muy
antiguo en al-Andalus, introducida por los Omeyas, y abundante en muchas zonas
de Mallorca, Madrid y Alicante, donde los arquitectos o expertos se
servían de los zahoríes para detectar la localización de las aguas
subterráneas.
Para la distribución del agua de regadío se
desarrollaron complejas y extensas redes de acequias que se subdividían
sucesivamente en conducciones menores siguiendo una estructura arborescente alcanzando
grandes extensiones de regadío intensivo.
La clave para aumentar la superficie era
el aprovechamiento óptimo de los recursos existentes, y en esta línea, en
las zonas donde los recursos eran más escasos, las aguas de los baños eran
reutilizadas después para el riego. Tal es el caso de los baños de Alhama
de Murcia, que ya a mediados del siglo XIII servían para regar las tierras de
la alquería, práctica que se ha
mantenido hasta el siglo XX.
La importancia social y económica del agua exigió,
lógicamente, una normativa o regulación jurídica, la prevención o solución
de conflictos relacionados con ese preciado y escaso bien, eran de suma importancia
para los andalusíes. Las cuestiones de riego, reparto y distribución de las aguas formaba parte de lo que
en el derecho se denominaba furü al-fiqh.
El Tribunal de las Aguas de Valencia se remonta a la
época Califal de al-Ándalus y desde
su instauración siempre se rigió por el principio de que el agua es un bien común
e inseparable de la tierra, máxima que los musulmanes hispanoárabes trataron de
transmitir a la posteridad a través de rigurosos métodos para conservar un bien
tan preciado.
Un tema crucial en la cultura árabe es el Agua. Para los andalusíes este elemento encerraba muchos misterios y supieron beneficiarse y aprender de él.
ResponderEliminarEstá muy bien que hayas escrito un artículo sobre los sistemas de regadío, ya que son uno de los pocos legados que ha llegado prácticamente intacto hasta la actualidad. Las técnicas que se desarrollaron para la contención del agua y la irrigación de los campos son las mismas que a día de hoy se emplean en muchas zonas de España.
Hay un pequeño error gramatical en el tercer párrafo (sobra una coma). De resto, muy buen artículo.